Mi vida redactada y sin filtros.
En
esta ocasión me gustaría tocar un tema un poco escabroso, fuerte y oscuro,
abriré mi alma y confesare lo que en años nunca he podido hacer, diré mis
verdades, y mis más profundos recuerdos, los sacaré a flote, al plasmarlos y
exponerlos espero mitigar mi pesar y estar más tranquilo conmigo mismo, aunque
también soy consciente de que puedo ser juzgado, señalado incluso cancelado al
leer los atroces actos cometidos por mí, al destapar esta caja de pandora, la
misma que yo he mantenido cerrada y que por única ocasión abriré.
Así
que toma asiento, relájate y con la mente abierta, pon atención para leer esta
que es mi oscura confesión, abriendo mi caja de pandora.
Oscura Confesión.
Trataré
de empezar desde un principio, que quede claro que el orden puede cambiar ya
que no cuento con memoria fotográfica, así que iré plasmando los pensamientos,
conforme me valla acordando. Digamos que son ya varios años, así que comenzare…
Hubo
una época de mi vida, donde no fue fácil para mí, ser hijo único, estaba
demasiado sobreprotegido, lo único que conocía, era mi familia, mis mascotas y
mis juegos, lo poco que veía en televisión, y lo que aprendía en la escuela.
Realmente básico, inocente o normal hasta cierto punto pero a la vez
perjudicial para mí, ya que eso no me preparaba para enfrenta la vida real,
salir a la calle era imposible, lo único que lograba era asomarme por la
ventana y ver a los vecinos de mi edad jugando, conviviendo y riendo como locos
entre ellos, realmente se veía divertidos y yo no entendía porque yo no podía
estar ahí con ellos, esa diversión que veía en ellos trataba de imitarla
jugando yo solo en casa, si en algún juego se necesitaban más de 1 persona me
las arreglaba para yo interpretar los papeles necesarios, ahora que lo pienso
da miedo imaginarme como manejaba varias personalidades, para “divertirme”, ya
se masculina o femenina, dependía del juego, que si los cochecitos, que si el
súper, que si el consultorio, digamos que jugué con tener infinitas profesiones
e incluso no me limitaba a ser niño, anciano, hombre o mujer, e incluso llegue
a interpretar animales, todo para poder divertirme en mi burbuja que me
mantenía a salvo del exterior llamada hogar.
En
mi casa aparte de mis padres y mis mascotas, vivía con nosotros lo que era mi
abuela paterna, que realmente no era la mamá de mi papá, si no la señora que lo
crio, una anciana que a lo que supe ya de adulto, al parecer no era muy buena
persona, para empezar a mi madre nunca la quiso y digamos que, a mí, mucho
menos, pues era el fruto de la relación de mi padre con mi madre, así que era
el nieto no deseado.
Era
una señora que usaba bastón y que a cada paso que daba se quejaba de dolores y
enfermedades que nunca encontraron. Pero curiosamente cuando se creía sola,
caminaba normal y hasta rápido, ella creía que yo por ser un niño no me daba
cuenta de lo que hacía, pero para mí era raro que siempre la veía encorvada,
quejándose de dolencias y cuando entraba a lo que era su habitación su postura
cambiaba y se movía de manera habilidosa, digamos que se veía normal, valla me
llamaba mucho la atención, pero nunca lo comente, aparte de que no me iban a
creer, así como no me creían cuando ella, me decía cosas o por molestarme
golpeaba a mi perro, para que el reaccionara de manera agresiva y poder tener
pretexto para echarlo a la calle, sabía que eso a mí me afectaría, justamente
por culpa de ella, mi estancia en casa no era fácil, porque todo lo mío le
estorbaba, que si yo estaba sentado con juguetes en el suelo ella justamente
por ahí tenía que pasar, por su “condición” no podía irse por otro lado, si
hasta no lo dudo que todo era apropósito y cada que pasaba junto a mí, pegaba
el grito para que mi mamá la oyera y creyera que yo la estaba molestando. Por consiguiente,
llegaba mi mamá, me regañaba y tenía que levantarme de ahí para que la señora
estuviera tranquila, obviamente yo reaccionaba y pues era peor, la impotencia
que me hacía sentir y el coraje, en llanto se transformaba, odiándola cada día más.
Ya
más grande yo y obviamente ella también, nuestra convivencia entre los dos fue
de dos caras, cuando había alguien más presente, era el nieto querido y era mi
abuelita adorada, pero solos, éramos eternos enemigos como perros y gatos.
Valla yo solo hacia lo que ella me enseñó, molestarla y hacerme la víctima y en
mi pensamiento, solo quería que ya muriera, lo cual no pasó hasta muchos años
después.
Ya
que murió, se supieron muchas cosas que ella ocultaba o contaba, entre esas
cosas una historia que decía de manera recurrente a sus hijas cuando iban a
visitarla, resulta que mi madre cuando llevaba pan, fruta o alguna golosina de
la tienda y que con trabajos mi madre conseguía y llevaba a la casa, siempre le
daba a mí a abuela y ella muy falsa y cizañosa agradecía, y ocultaba en los
trastes que guardados tenía en casa, hasta que se echaran a perder, después si
mi madre los encontraba, la señora siempre decía, hay hija, lo guardé para
comérmelo más tarde y se me olvidó… pero a sus hijas les contaba que la querían
envenenar, que siempre le daban cosa echadas a perder o cosas de ese tipo, todo
para dejar en mal a mi madre, varias veces sus hijas hablaban con mi madre y
siempre mi madre salía muy angustiada, ya me imagino la impotencia al
enterarse, pero más peor, las hijas que nunca se la llevaron, de hecho creo que
ni la querían, por eso vivía con nosotros.
Una
vez me contó mi madre, que ella llego a esa casa a los 16 años, en aquel
entonces aún se usaba que los novios se robaban a la que iba a ser su mujer,
sacando de su hogar y llevando a la casa de los futuros suegros, así fue como
mi madre llegó a la vida de esa señora. En un principio fue muy duro para ella,
ya que como era aún muy pequeña de edad, no sabía hacer nada, y para mi abuela,
mi madre era una inútil, así que ya imagino como era tratada en un principio, también
entiendo por qué mi madre era introvertida y muy reservada con sus sentimientos
y hasta cierto punto siempre se le vio temerosa al hablar de la abuela incluso
después de muerta.
Unos
años después de que la señora murió, nuestra vida cambió, a una vida más
normal, de solo 3; mi madre, mi padre y yo.
Mi
Padre trabajando todo el día y jugando gallos los fines de semana era su pasión
y mi madre haciendo aerobics con sus amigas y vecinas por las tardes, fuera de casa
y yo, regresando de la escuela, solo y en casa por las tardes, jugando, viendo
televisión y batallando con los cambios físicos y hormonales propios de mi
edad. Mi cuerpo comenzaba a cambiar, tenía extraños pensamientos, me llamaba
mucho la atención los cuerpos físicos, hombre o mujer, siempre había algo que
me llamaba la atención de ambos, notaba como con la mirada me perdía, cuando
los veía, sentía como una parte de mi cuerpo crecía y se ponía duro, me daba
,mucha vergüenza y no podía entenderlo por completo, tenía mucha ignorancia
sobre la sexualidad y los padres en ese tiempo nunca hablaban con los hijos
sobre esos temas, así que nos tocaba de solos, explorar, experimentar y aprender sobre eso.
Muy
vivido tengo un recuerdo de como una tarde que me encontraba solo, y
arriesgándome, me asomé por la puerta de la calle pues se escuchaban niños
jugar, total, estaba solo y aburrido en casa, así que ¿Qué podía pasar?, poco a
poco me fui saliendo para ver como jugaban, cuando menos me di cuenta, ya
andaba jugando con ellos, así fueron varios días y mis padres ni lo notaron, un
buen día entre todos los chiquillos que andaban jugando, corriendo y sudando, llegó
uno mucho mayor edad, y que todos
conocían, digamos que ya era un adolescente, muy agradable a la vista, delgado,
alto y de buen ver, de inmediato llamó mi atención, era súper agradable, con
todos jugaba, se llevaba y bromeaba, a lo que hoy se le conoce como bullying,
pero conmigo fue diferente, siempre me respetó y hasta me cuidaba de los
abusivos, poco a poco se fue acercando y conviviendo conmigo, recuerdo que
tenía una sonrisa, pícara y que me hacía sonrojar, no sé si notaba mi
nerviosismo, pues hasta torpe me ponía y confundido sin saber que era ese
sentimiento nuevo, que comenzaba a sentir.
Él
rara vez iba a jugar a mi cuadra, pues vivía a 2 calles de ahí, pero si noté
que desde que nos conocimos iba a diario y yo comencé a salir a diario mientras
mis padres no estaban.
Un
día mientras todos jugaban él se acercó a mí, y se presentó. Su nombre era
Otoniel, y comenzamos a platicar, llegamos a un punto donde le comenté lo que
hacían mis padres y de que me quedaba en casa solo por las tardes, me preguntó
¿que si a mi padre le gustaban gallos?, por la cuadra era muy conocido lo que a
mi padre le gustaba, siempre los fines de semana se le veía salir con cajas de
cartón donde trasportaba los gallos que peleaba,
Total,
le dije que sí, que incluso en el patio tenía varios gallos que cuidaba en sus
jaulas, note como le interesó el tema y me dijo que, si podíamos ir a verlos,
al principio, lo dudé, pues sabía que si algo le pasaban a los gallos mi padre
me regañaría, así que me negué, así fueron como 2 días hasta que me convenció,
un momento que todos se distrajeron nos desaparecimos y fuimos a la casa,
entramos hasta el corral trasero de la casa, donde estaban las jaulas, él se le
veía fascinado. Me dijo: Y si sacamos uno, pero rotundamente me negué, sabía
que eso me traería problemas, el no insistió más hasta parece que comprendió,
pero si note una insistencia cuando a cada rato me preguntaba que si de verdad
me la pasaba solo por las tardes, hasta este punto aún se me hacía normal e
intenté no hacer caso, al fondo de corral, había unas pequeñas bardas que años
atrás era espacio utilizado para guardar cerdos, pero que ya no tenía puertas
eran solo las bardas e incluso unas hasta incompletas estaban, total el vio
esta hasta el fondo y me dijo que si íbamos a ver, era un espacio que nunca
frecuentaba, así que también me dio curiosidad y apresuradamente fuimos, ahí
estuvimos un rato, e incluso hubo un momento con un largo silencio incomodo, de
pronto él lo interrumpe preguntándome si jugábamos, el cual a pesar de los
nervios de pensar que podrían llevar cualquiera de mis padres, acepté.
Cabe
mencionar que él era años más grande edad y de tamaño, y ya que donde estábamos
perecía un ring se le ocurrió jugar luchitas, obviamente me opuse, era evidente
que yo perdería, pero entre forcejeos inocentes, terminó sometiéndome, se
colocó atrás de mí, sus manos las entrelazó con la mías y las llevo a mi nuca,
la posición generada era que yo me inclinaba hacia al frente, mientras el
empujaba mi nuca hacía abajo yo ahí aun no entendía, pero sentí miedo pues me
dolía un poco, pero cuando le pedí que se detuviera porque me lastimaba, se
detuvo pero me mantuvo en esa posición atrás de mí, no sé si por el forcejeo o
los roses tubo una erección, para mí era algo totalmente nuevo, él se me
repagaba más, como para que yo sintiera, el nervio de la pose, y de que mis
padres podrían llegar en cualquier momento, me hizo reaccionar y tomar fuerza
para liberarme ya que él había aflojado un poco lo logre, le pedí nos fuéramos
ya y el acepto aunque de manera grotesca no se dejaba de agarran, como tratando
de calmar su erección hasta llegar a la puerta de la entrada, de manera picara
antes de retirarse, me pregunto que si repetíamos después, sin saber que
responder solo asumí con la cabeza de forma positiva, sonrió y se fue.
Muchos
pensaran que este fue mi detonante para ser como soy, pero la verdad es que no,
también recuerdo de forma muy clara, mucho antes de este evento, en la primaria
tal vez, de cómo no me gustaba estar cerca de las niñas, mi circulo siempre
fueron niños y nada menso, porque siempre eran los mejorcitos de la clase, los
más bonitos y como en aquel entonces me gustaba bastante la escuela, era
aplicado y con buenas notas, pues era muy fácil conseguir su amistad, y
curiosamente aunque no lo entendía siempre terminaba enamorando del más
guapillo, aunque yo lo interpretaba como mi mejor amigo. Que no dudo y también
tuve mejores amigos, pero de eso hablare más adelante.
Retomando
la historia de Otoniel, siguió visitándome, pero las veces después de manera
consensuada me dejaba someter y hasta ahí todo bien, nos divertíamos hasta que
un buen día, este inocente jugueteo se intensifico y paso a contacto físico,
piel a piel, nos desvestíamos de la parte de abajo y así jugábamos, la
sensación se intensificaba, el me pedía nos quitáramos todo, pero yo era un
niño gordito, chichón y nalgoncillo, así que me moría de vergüenza por mi
cuerpo y no quise hacerlo. Fueron 2 o 3 veces más, pero en la última, al
despedirse me dijo ¿el sábado nos vemos? Y obviamente súper afirmé, me metí a
casa un poco intrigado empezaba a sentir cosas raras en mi estómago un
cosquilleo cada que me lo imaginaba, cada que escuchaba su voz cuando pasaba
por la casa, recuerdo que corría para asomarme por la ventana, para ver si lo
veía. Total, la última vez que me pidió vernos en sábado, nunca llego recuerdo
haberme molestado mucho, cuando llegaron mis padres ya tarde, me pusieron me
arreglara pues estábamos invitados a una fiesta y yo de mala gana, les decía
que no quería ir, pero valla contradicción no quisieron por no dejarme solo,
total renegando fuimos la fiesta, para mi sorpresa en medio de la pista y entre
el humo y las luces logre reconocer a Otoniel quien estaba bailando con unas
chamacas de su edad debido a que era guapillo y de buen cuerpo todas las
mocosas se peleaban por él. De pronto me intereso bailar y fui a la pista mi
intensión y tontamente yo creía que cuando él me vería y las dejaría a todas para
irse a platicar conmigo, pero no, ahí conocí lo que fue mi primer humillación,
ya que me trato como si no me conociera e incluso, cuando me vio cerca les
pidió a las chicas irse al otro lado de la pista, como si yo estuviera
personificando la Malaria, sentí que todo se hacía pequeño a mi alrededor, mis
ojos involuntariamente se pusieron rasos a punto de llorar, mi mente
revoloteaba, muy confundido solo me quede viendo a la pista desencajado y muy
dolido. Pasaron los días y ya no supe de él y a cada día que pasaba sentía más
odio hacia él, un buen día en casa, solo y sentado a la orilla de mi cama, pedí
de alguna manera que pagara por burlarse de mí, pedí le pasara lo peor, quería
que fuese a mi casa a pedirme perdón, súper intenso como si me perteneciera,
como si fuera de mi propiedad, cuando realmente el solo seguía su vida y yo me
aferraba a una triste fantasía. A los pocos días en el lugar donde vivía se
supo de un fuerte accidente que ocurrió, a las afueras en la carretera, pues
una camioneta con redilas y con personas dentro, volcó y de entre de los
heridos estaba Otoniel, y aunque no fue grave estuvo en cama un tiempo, al
saberlo me asusté bastante y ahí es donde obtuve el dicho:
Ten mucho cuidado con lo que deseas.
Le
perdone y muchas veces quise ir a verlo, pero nunca me anime a tocar, solo
llegaba a su puerta y me regresaba. A partir de ahí le perdí la pista y el no
regreso a la cuadra como solía a hacerlo.
Retomando
la primaria, una de las mejores etapas de mi vida y donde tuve mis primeros
verdaderos amigos, en los primeros años Alejandro, Carlos Antonio y Jesús. Y
para el final continuo Jesús y se anexo Maricruz, aunque yo de manera precoz
comenzaba con los cambios Hormonales, el cambio de voz el nerviosismo y la
presión de ser buen alumno, comencé a aislarme, poco los frecuentaba, casi no
me acercaba a ellos por vergüenza ya que al hablar la voz me salía diferente, a
veces gruesa en veces delgada, como si se me fueran los famosos gallos…
Me
daba pena y lo que menos quería es que se burlaran de mí por esa situación,
suficiente tenía con la burla que sufría a diario, por mi enorme trasero que se
prestaba para que me pusieran infinidad de apodos. Así que me quedaba en el
salón y muy rara vez salía con ellos en la hora del receso, y cuando lo hacía
hablaba lo menos posible, para evitar las burlas así que vivía en mi mundo de
manera introvertida, solo los escuchaba, recuerdo perfectamente como ellos me
compartían de su lunch, en especial Alejandro, que me daba uno de sus sándwich
que llevaba, en especial el de salchicha que estaba riquísimo y siempre me daba
uno porque sabía que yo en ocasiones no llevaba, recuerdo también como aparte
de lo que llevaban para comer les daban dinero para que gastaran en lo que era
la cooperativa, donde vendía fritangas, golosinas, refrescos, tacos, lonches y
lo que fuera posible. Y por mis condiciones económicas a mí me daban como un
10% de lo que les daban a ellos y por consiguiente casi no me alcanzaba para
comprar nada, pero de vez en cuando ellos me apoyaban, después de que se
enteraron cuanto me daban para gastar, siempre me ayudaron a sobrevivir en los
recesos y cuando no, yo intentaba acercarme a ellos cuando iban a comprar para
que de algún modo me compraran algo y no culpo a mis padres, nuestra situación
económica no nos permitía ciertas cosas. Incluso en casa era algo parecido,
cuando íbamos a la carnicería recuerdo que mi padre compraba lo que eran los
pellejos para darles de comer a nuestros perros, pero de la carnita que
llevaban pegadas, la separaban en casa y con ella hacían un caldo de res, con
mucha verdura, para que rindiera y quedaba buenísimo para mí eso era normal.
Cuando
menos pensé la primaria termino y el cambio a secu, fue algo complicado, una
porque quedaba mucho más retirado, de casa caminando era de 45 min a una hora.
Y la entrada era a las 7 así que tenía que madrugar un montón. Desde ahí opte
por ser muy puntual tanto así que llegaba como 30 minutos antes, a diario me
levantaba súper temprano, tanto que desayunaba antes de irme, ya estábamos
mejor de manera económica así que por ese lado súper bien, las clases y las
tareas se intensificaron, había más jóvenes, muchos ya bien desarrollados y yo
en ese tiempo ya no era tan gordo, ahí conocí nuevos compañeros y otros buenos
amigos, una de mis clases preferidas aparte de educación física era, el taller
que llevábamos en mi grupo que era el C, me toco agricultura, el A era
mecanografía, el B mecánica y el E apicultura, realmente era muy grande la
secundaria, contaba con varias hectáreas usadas para sembrar para el grupo C y
lo que se recababa de ahí era usado para mejoras de la secundaria, también
contaba con un taller mecánico para el grupo B tenía herramientas, motores y carros destartalados,
el grupo A contaba con un salón bastante grande con muchas maquinas mecánicas
para escribir y el E con un apiario, que era donde tenían colmenas, y de la
miel que sacaban, hacían dulces con cacahuate para su venta al público, había
espacios para el deporte, 2 canchas de básquet multifuncionales que también
eran de Voleibol, un enorme patio cívico, un laboratorio súper equipado y muy
grande, tanto así que cabían 2 grupos, y una campo de Futbol empastado, cada
que nos tocaba agricultura nos sacaban al campo, a desempastar, sembrar o
cuando era tiempo de cosecha, era ir a cortar mazorcas, era entretenido porque
se formaban equipos y nunca faltaban las competencias, si terminábamos antes
podíamos descansar en el campo, o debajo de un árbol, solo dejar que pasara el
tiempo tirados bajo la sombra de un higuera, lo más aventureros salían a
recorrer los alrededores y los competitivos que se la quería pasar jugando
Futbol para ver quién era mejor, yo solo estaba una rato con unos y otro rato
con los otros dependía que tanto me enfadara.
Ya
para el segundo grado, los grupos se tuvieron que mezclar, a mí me tocó con
chavos que estaban en el grupo E, los apicultores ahí fue donde conocí otros
buenos amigos y con ellos pasé muchas más cosas.
Marco
Antonio, Luis Alberto y Carlos Antonio
Marco
y Luis se incorporaron a mi vida y Carlos pues ya lo conocía desde la primaria,
aquí en la secundaria fue donde Carlos poco a poco se fue alejando y ya no supe
de él. En cambio Marco y Luis Alberto, se unieron más a mí, hacíamos todo
juntos, hacíamos equipo en clase, en educación física, tareas, juegos salíamos
juntos, de día, de noche éramos un clan, hasta en la forma de pensar
coincidíamos, recuerdo por las noches ir a una casa de cualquier de los tres y
estar solo sentados pensando, filosofando de la vida, opinábamos de todo y de
todos, adquirimos un pensamiento vampírico, según nosotros, hicimos juramento
de sangre, donde nos cortamos la yema del dedo y unimos nuestras cortadas
uniendo nuestra sangre que al final limpiábamos con nuestra legua, si ya sé que
se visualiza de manera asquerosa o grotesca, pero era lo que hacíamos, cosa de
niños.
La
idea con este pacto de sangre era que incondicionalmente seriamos amigos,
pasara lo que pasara, nos apoyaríamos y en algún momento de la vida en nuestra
vejes, contaríamos nuestras grandes historias de vida. Bueno así lo interprete
yo, pero como hacer entender eso al corazón y más al de un muchacho solitario,
con fuertes cambios de identidad y hormonales. Seguimos juntos en segundo y
tercero de secundaria, justo poco antes de graduarnos, nuestras platicas eran
entorno a que estudiaríamos en un futuro, y lo que esperábamos de la gran
graduación, pero algo había cambiado en mí, yo notaba que cuando Luis hablaba,
yo le miraba diferente, me empezó a gustar su mirada profunda, inclusive su
cuerpo me llamaba demasiado la atención y más desde que me tocó verle en su
casa al salir de bañarse, al acomodarse la tolla logre ver por accidente todo
su físico de frente tal y como llego a este mundo, inmediatamente disimule muy
nervioso no sabía que decir o que hacer, para mí era un extraño sentir, también
me gustaba su gran talento que tenía al dibujar y como se expresaba, nos
mimetizamos tanto que inclusive cuando andaba yo en la calle, podría oler su
aroma y saber si se encontraba cerca; nunca fallaba, recuerdo un día ir con mi
madre caminando y muy inocente le comente que por la calle que íbamos olía a
Luis, mi madre no entendía la referencia a los pocos pasos al dar vuelta a la
esquina, nos lo encontrábamos, y no fue una vez, sino casi siempre, aparte a mí
ya se me dificultaba verle a los ojos y obviamente el nerviosismo me
traicionaba tanto que mi mama lo notaba y sí; no lo podía evitar… me gustaba
demasiado, pero nunca se lo dije, hasta que un buen día… acercándose más el
momento de la graduación, decidimos todas las noches juntarnos en una parte
alta donde podríamos ver la vista panorámica del pueblo, a lo lejos los
volcanes, arriba las estrellas y atrás un cerro que quedaba pegado a las casas
y al lugar donde nos sentábamos tranquilamente a charlar de manera amena,
tranquila y a media luz, era súper relajante, aun extraño esos momentos.
No
sé si por la situación de la próxima despedida por la graduación, o por el
tener de enfrentar algo nuevo al entrar a la prepa o que pasaba por mi mente en
aquellos momentos, pero me quedaba viendo hacia lo lejos y de la nada les
comentaba a los dos, a marco y a Luis, que tal vez seria los últimos días, que
sentía que me tenía que ir, que ya era el momento, digamos de algún modo ni yo
sabía que decía, pero analizándolo ahora era una especie de premoniciones o
algo así, ellos me veían con dudas sin saber que comentar o como responder a lo
que me escuchaban decir, al final pues eran inciertos nuestros destinos y
podría ser cierto lo que les decía, solo recuerdo que agachaban la mirada y se
quedaban pensativos y al final comentaba que no iba a pasar que de algún modo
seguiríamos unidos. Conforme más pasaba el tiempo y la fecha se acercaba, de la
nada se me ocurrió expresar lo que sentía, pero tenía que ser algo sutil, así
que empecé a planear algo.
Una
tarde, de esas en las que nos reuníamos, Luis como siempre pasó por marco para
ir conmigo, pero Marco no podía salir, así que Luis fue a mi casa, y valla que
el destino me tenía la prueba definitiva para tomar la decisión de lo que haría
más adelante, Luis llego como siempre a mi casa, pero igual que Marco no podía
salir porque me había quedado solo en casa, pero en esta ocasión Luis si podía
entrar a casa porque era mi mejor amigo así que sin dudar le invitar a pasar,
en la plática retomamos el tema de los últimos días, la graduación, y me conto
como le preocupaba porque su papa lo quería mandar a USA, para aprovechar su
juventud y pudiera hacer algo con su talento y con su vida, así que todo se tornó
de manera triste y la música que estábamos escuchando ayudaba a que sucediera. Justo
en ese momento la música era amenizada por los Bee Gees y entre How Deep Is
Your Love, My World y Words, el comenzó a llorar, yo no sabía qué
hacer, me dio mucha ternura, yo sentía su dolor, no sabía cómo reaccionar ante
esa mirada triste, no sabía que decirle, así que solo guarde silencio, baje la
mirada y de reojo veía como sufría, quien iba a pensar que viéndose tan fuerte,
fuera tan frágil y tan tierno a la vez.
Al
darse cuenta de que ya había oscurecido y que ya era algo tarde se levantó como
de rayo se despidió y salió por la puerta con la frente en alto, yo solo me
quede viéndolo y tontamente me quede preocupado por él y de prisa se marchó…
En
los días siguientes visite a Marco, pero esta vez no le avise a Luis, pues
necesitaba que marco me ayudara y sirviera de mi testigo. Le comenté que sentía
la necesidad de expresarme así que haría 2 cartas, una para Marco y la Otra
para Luis, pero tenía que estar yo presente cuando las leyeran y que aparte
tendría que ser un lugar donde estuviéramos solos los 3, aparte le pedí que no
comentara nada y que él sería el encargado de llevar de forma secreta a Luis al
lugar. Si, jugando y entre rizas al principio Marco creyó que yo estaba
bromeando, sonaba algo descabellado y porque tenía que ser en secreto me
preguntaba, le pedí que solo me hiciera caso y que fuera convenciendo a Luis.
Era
evidente lo que se aproximaba, e incluso llego a pensar que Marco de alguna
manera intuyó día avisó a Luis de lo que se aproximaba, tanto así que cuando
llegó a la hora y llegaron al lugar donde los había citado llegaron de manera
seria, se sentía un silencio incomodo, yo en ese momento no entendía, solo los
vi llegar y como de costumbre se sentaron a un lado mío, de forma silenciosa se
acomodaron yo con los sobres en mano, solo los vi y no me salía la voz para
empezar, aparte que estaba súper nervioso y no sabía cómo empezar, yo creo que
fue tanta la incomodidad de Luis que no aguanto y con voz tajante de con un
nudo en la garganta, me pidió que empezara que para que era el llamado que les
había hecho. No me quedo más que comenzar a hablar, de manera insegura y
titubeante, la lengua se me trababa, pero era algo ya decidido por mí y ya a
esa altura ya no había marcha atrás.
Comencé
por agradecer la amistad, los bonitos momentos y no sé qué tanta palabrería les
dije, total llegue al punto donde entregue ambas cartas, pero que primero
empezara Marco, que la leyera en voz alta, sin tapujos la abrió y leyó, siendo
sinceros y a esta altura de mi vida, no recuerdo las palabras exactas de lo que
contenía, pero si recuerdo que la carta de Marco realmente no tenía
importancia, ya que de cierta forma era solo un señuelo para que Luis creyera
que la carta de él, sería algo parecido. La termino de leer en ella había
agradecimientos y no sé qué más, siempre me gusto escribir así que palabrería
escrita contenía la carta de marco. Terminó y era el turno de Luis. Con un
silencio desgarrador, tomo la carta y tal cual como estaba de cerrada me la
paso y pasando un trago de saliva dijo que no la abriría, me sorprendió mucho
su comentario, la tome y le pedí de favor la abriera que yo realmente
necesitaba que leyera lo que le escribí, siguió en su postura y sin responder,
opte por amansarle y decirle si no la abres tú, yo lo hare, y leeré en voz
alta, sin importar que estuviera Marcos, el continuo con el silencio, y sin
responder comencé a leer, exactamente no recuerdo las palabras, pero si
recuerdo, que era una declaración de amor, donde explicaba de cuanto le
admirada, de como yo ya le veía diferente, de cómo me gustaba, de cómo le
pensaba, de cómo me gustaría intentarlo, ser parte de sus sueños, formar parte
de su vida. El de manera educada, me dejo terminar, y de la misma forma que
aquella ocasión en casa, hizo igual, solo se levantó de manera abrupta y muy
firme le pidió a marcos le acompañara, marco de manera torpe y sin entender se
levantó y comenzaron a caminar yo solo me quede sentado, me dolió, la forma en
que me dejo, sin decirme nada, solo me ignoro y se fue. Esa fue la última vez
que vi a Luis y a Marco pues cada que iba a ver a Marco salía su mama y siempre
estaba ocupado, de forma indirecta entendí que ya no quería formar parte de mi
vida, ni como amigo, ni como nada, al principio no entendía, en mi mundo no
había hecho nada malo solo me sincere, solo saque lo que tenía dentro y quería
compartir con quienes más quería en ese momento mi sentir, pero en vez de eso
provoque mi aislamiento y malamente creí que expresar lo que verdaderamente
sentía me traería tranquilidad y en vez de eso gane soledad. Esos primeros días
no fueron fáciles la incertidumbre me carcomía y más cuando en mi casa me
preguntaban por mi amigo Luis.
Hace
apenas un tiempo atrás navegando en conocidos de mi Facebook, me encontré con
un viejo amigo, de primaria Jesús es su nombre, conocido en aquel entonces como
Chuyito, la verdad no sé cómo fue que comenzamos a interactuar, no sé si yo
comencé o el me busco, el caso que cuando me empezó a platicar de sus recuerdos
de infancia me mencionó sobre un recuerdo que tenía muy presente pero que yo ya
había olvidado, me pregunto que si aún quería hacer la casa del árbol que
habíamos planeado, como extraño no sabía de qué me hablaba, por un momento creí
que se equivocaba de persona, hasta que como balde de agua fría y con flashmode
comencé a recodar muy vagamente de situaciones que pasaron en mi vida que no
sabía si realmente eran recuerdos míos, o eran situaciones vistas por
televisión. El caso que entre esos borrosos recuerdos vi, aquel cerro que hay en
mi lugar de nacimiento que es usado como lugar recreativo, para hacer deporte o
para pasar el rato en familia, donde suben para apreciar las grandes vistas y
que no daré a conocer por respeto a los que mencionó en esta historia, el caso
que en la parte de atrás, había una brecha que era usada para que los autos
pudieran subir, ya que estaba menos inclinado el camino, y que verdaderamente casi
no se usaba, nosotros niños ocurrentes, optamos por buscar una árbol en la
parte de atrás del cerro, llevaba yo una libreta, según yo muy preparado,
anotaciones y rayas que era mi boceto, según yo.
En
aquel entonces no visualizaba, conque se necesitaría, mano de obra, presupuesto
para los gastos que se generen, subir los materiales para la construcción y
dedicarle tiempo, en mi cabeza se visualizaba la casa del árbol perfecta y que
de algún modo con seleccionar el árbol adecuado, al parpadear por obra del
espíritu santo aparecería la casita, tal y como la imaginaba, y que sería una
guarida para 2 mocosos introvertidos, porque si no lo he mencionado, Chuy compartía
algo conmigo, que también era muy reservado y serio, de algún modo me
identificaba con él, era el amigo perfecto de la infancia pero el destino es
muy curioso y de alguna forma u otra nos separó.
Los
celos pueden ser una poderosa arma destructiva, que si no la controlas puede
llevarte a terminar una bonita relación o una bonita amistad, ese fue
justamente lo que paso entre los dos, ambos caímos en ese juego, donde
conocimos gente nueva y ambos nos comenzamos a alejar, los tiempos no
coincidían ya cada quien tenía su compromiso y sus nuevos amigos y cuando
coincidíamos era con las nuevas amistades y ahí comenzaron los celos, entre el
miedo por alejarnos, los cambios hormonales, tareas, y quehaceres de casa, nos
alejábamos cada día más, hasta llegar a un punto, donde literal nos mandamos a
la chingada y se terminó el contacto entre ambos yo ya no supe de él, y aunque
lo veía en ocasiones pasar, mi orgullo podía más y nunca pregunte porque se
alejó, y pues hoy me doy cuenta que de su parte fue justamente igual, él
también tenía la mismas dudas pero nunca nos atrevimos a preguntar así que cada
quien termino por diferentes caminos hasta hace poco tiempo, que volvimos a
coincidir gracias a redes sociales y hoy solo espero el momento de
reencontrarnos.
Muchas
veces siento vivir en una realidad alterna, como si lo que hiciera no tuviera
importancia y solo lo hiciera porque así tiene que ser, como mecanizado, como
si fuera mi rutina del día a día y que nada pudiera interrumpir ese ciclo, que
constantemente me agobia, desde muy niño fue así, siempre fui muy rutinario,
cuando empecé a conocer más allá de mis cuatro paredes, fue cuando comenzaron
mis tareas de secundaria, con el pretexto de ir a hacer tareas, me largaba a la
biblioteca, ahí y gracias a los libros comencé a conocer el mundo, digamos que
en esa época comencé hacerme culto, leía de varios temas, historia, arte,
física, sexualidad y literatura, especialmente me llamo la atención más el arte
y la literatura, desde muy chico comencé a dibujar o hacer mis primeros
pininos, haciendo dibujos de las caricaturas que yo veía, el reto aumente
cuando trataba de hacerlos sin ver lo que dibujaba, intentaba recordar el
personaje y dibujarlo, después fue meterle color y así… hasta hoy en día, luego
me intereso escribir lo que pensaba, ya que me la pasaba aislado y mi convivio
era conmigo mismo, pues comencé a inventarme historias para jugar, así fue como
empecé a escribir lo que imaginaba, en donde yo vivía hubo una convocatoria de
liderazgo enfocada a estudiantes y público en general, el cual tenía un precio
el cual no podía pagar, me las ingenie para convencer a mis padres, comencé
como cuchillito de palo con mi mama, donde le explique que nos darían un taller
extracurricular y que era obligatorio, ella muy temerosa acepto, pero como el
del dinero y los gastos en casa era mi papa, teníamos que convencerlo y de eso
se tendría que encargar mi mama. Muy a fuerzas y con uno que otro berrinche, lo
convencimos…
El
curso era por las tardes, se tocaron muchos temas interesantes, e incluso una
vez por semana, uno de nosotros los “estudiantes” pasábamos al frente con
micrófono en mano y decir lo que quisiéramos, lo que, si era obligatorio,
saludar, presentarte y decir lo que quisieras referente a un tema o a tu vida
personal pero cronometrado en solo 5 minutos, te median, muletillas, postura,
desenvolvimiento, volumen y complejidad del tema.
Digamos
que era desafiante y más cuando nunca te has enfrentado al público en un
escenario, un buen día me toco a mí, pero como no era muy bueno hablando, por
lo introvertido que solía ser en ocasiones, decidí, escribir algo, lo cual
también era permitido, pero siempre y cuando, usuras solo un acordeón como
apoyo, con palabras claves.
El
tema que escogí era “perder el tiempo”, escrito completamente por mí, donde yo
de una forma me transforme en anciano decrepito y sentado en una mecedora y
solo, veía por una ventana como pasaba el tiempo en su soledad y quejándose de
todo, pero no hacía nada para cambiarlo.
Era un escrito de escasas 2 hojas con texto suficiente para 5 minutos
que tenía como límite para cerrar el tema. Recuerdo que cuando termine, hubo un
silencio profundo, de modo que me hizo sentir incómodo, hasta que alguien
aplaudió, y de ahí los demás continuaron con el aplauso, el maestro de
ceremonias o en este caso el capacitador,
me pregunto que de donde había sacado el texto, el cual le dije que yo
lo había escrito en su totalidad, se sorprendió mucho que incluso yo pienso que
no me creyó del todo, me fui a sentar y los que estaban a mi alrededor me
felicitaron e incluso un compañero mucho menor que yo me pidió una copia, yo en
su momento no di importancia, así que decidí darle el texto original (un error
que aún me pesa), jamás pude recuperarlo, intento recordar para volverlo a
escribir pero como suele pasar con todo lo que escribo, no recuerdo en su
totalidad el escrito, es como si cuando escribo fuera poseído y de algún modo
cuando termino los escritos y los leo, me sorprende demasiado todo lo que
escribí, es como si alguien más lo hubiera hecho por mí, usando mi manos para
usar el teclado y plasmar, las muchas historias que tengo.
Otro
de los vividos recuerdos que tengo de mi infancia y que aun inconscientemente
lo sigo haciendo, es verme al espejo de modo profundo, sumergido y perdido en
mi mirada, recuerdo que en aquel entonces cuando comencé a hacerlo, que
realmente no sé cómo paso ni porque lo hice, solo recuerdo vagamente que estaba
frente al espejo viendo mis ojos fue hipnotizante me quede inmóvil y de la nada
empecé a sentir una tristeza profunda, una opresión en el pecho y comencé a
llorar, fue tan fuerte el llanto que mi madre corrió muy asustada para ver que
me sucedía, al llegar de pronto me empezó a revisar y me pregunta que había
pasado, yo literal con los ojos aguosos y con los mocos escurriéndome hasta la
boca, solo decía que me veía triste y de ahí no me sacaba. Como un niño tan
pequeño inconsciente de los sentimientos que aún no entendía, decía que veía
tristeza en sus ojos, por más que e intentado explicarlo, encuentro motivo. A
partir de ahí me daban miedo los espejos, de niño no me gustaban, al llegar a
un espejo rápido pasaba de largo, no quería experimentar ni ver de nuevo esa
profunda tristeza a mis ojos.
Conforme
fui creciendo, le fui perdiendo el miedo, pero recuerdo que era de lejos y muy
rápido me veía en el espejo para peinarme o ver que todo estaba en su lugar y
rápido me alejaba… ya un poco más grande y sin darme cuenta, ya me veía con
normalidad en los espejos, podía durar rato frente a ellos y como si nada, pero
un buen día, en eso estaba cuando sentí como alguien me veía, pero era solo yo
enfrente del espejo, me quede viendo fijamente a mis ojos algo me llamaba la
atención, me acerque y se me vino ese viejo recuerdo donde yo muy pequeño
lloraba frente al espejo, pero en esta ocasión fue muy diferente, me quede
endiosado mirándome fijamente como si me perdiera dentro de la profundidad de
mis ojos, hasta que poco veía como mi rostro era deformado, como si se
derritiera, era un rostro demoniaco, sentía que mi reflejo era otra persona
usando mi cara, intentaba hacerme hacia atrás, pero era tanta la fascinación el
veme así, que no podía dar un paso atrás, hasta que hubo un momento donde
reaccioné y me di cuenta que no era para nada normal, rápidamente me hice para
atrás y ahí fue donde sentí miedo. A partir de ese momento, era raro y medio loco
verme al espejo, poco a poco fui perdiendo el miedo y perfeccionando la técnica
en deformar mi rostro, pero la duda siempre estaba presente y me preguntaba
cuando ese ser se movería de manera independiente, aunque me hubiera gustado
ver también mi cuerpo se llenaba de miedo e incertidumbre tan solo pensarlo.
Apenas
hace unos días en mi trabajo al salir de mi área laboral y cruzar la puerta de
salida enfrente había una charola de servicio cubierta completamente de espejo,
de esas que usan para llevar el desayuno a la cama, la cual quedaba justo a la
altura de tus ojos al cruzar y levantar la vista al frente podías ver tu
reflejo en ella, y fue tan rápido, que cuando cruce y levante la mirada, vi a
ese ser nuevamente enfrente, la piel se me erizo y lleno de angustia, el
recuerdo se avivo como si lo hubiese llamado al escribir sobre él, rápidamente
voltee la mirada no quise averiguar si realmente era ese reflejo o fue mi
imaginación, lleno de duda y de manera apresurada avance.
Ya
entrando en temas de misterio, recuerdo también una vez que subí al cerro que
se encontraba en mi pueblo. Era uno de esos días en los que la depresión se
apodero de mí, decidí salir a pasear, pensar, vamos Sali a reflexionar y que
mejor lugar, que el cerro, un punto aislado, solitario y que por ser medio día,
casi nadie o nadie sabía, Sali de casa rumbo al cerro, recuerdo que cuando
llegue al pie del cerro algo me hizo voltear hacia a arriba sintiendo un
atracción inexplicable, armado de valor y fuerza, comencé a subir, sin mirar
atrás, la sensación sanadora que sentía conforme iba subiendo es inexplicable,
sentir entre lo caliente del sol, lo acalorado del ejercicio al subir y la
brisa fresca de la altura era algo especial a cada vuelta que daba por el
sendero que fue formado por la propia gente.
Justo
en la vuelta que representaba la mitad del trayecto había una capillita,
asignada a la virgen de Guadalupe, en la cual la gente descansaba y prendían
veladoras según sus creencias para hacerle sus peticiones, pues llegue a ese punto,
en esa área de la capilla había plano muy agradable y sombra generada por los árboles,
follajes y por la pequeña curva formada por el propio camino, generando que el
sol y sus rayos no den en ese punto. Y sintiéndose un lugar agradable y fresco
el cual era aprovechado para descansar y recobrar fuerzas para continuar
subiendo. El punto es que llegue ahí, y comencé a sentir una sensación extraña,
pero no lograba entender que sucedía así que después de estar un breve tiempo
ahí decidí continuar subiendo, pues no miento, iba media camino más arriba
cuando sentí algo no me dejaba avanzar, aún recuerdo esa sensación y me dan
escalofríos, era como si una barrera me lo impidiera, comencé a sentir miedo y
di un paso atrás , mire pero alrededor no había nada, quise volver avanzar pero
no podía, era una fuerza que me inmovilizaba para continúe, justo ahí entre en
pánico y comencé a caminar pero de regreso, intentando bajar lo más rápido
posible, y cuando digo que entre en pánico, era porque realmente iba asustado,
cuando iba una vuelta debajo de la zona de la virgen, de pronto pare en seco, y
por una rara razón voltee atrás, y sin pensar comencé nuevamente a subir, de
manera inconsciente, era como se alguien me hablara, obviamente no había nadie,
y toso estaba completamente en silencio ahora que recuerdo, estaba todo en
silencio, ni el viento en los árboles se escuchaba, total una pasos que di de
regreso cuando de nuevo la sensación de que algo me impedía avanzar, y ahí
recobre sentido y sin pensarlo baje corriendo sin mirar atrás, las pocas
vueltas que llevaba se hacían eternas, quería ya estar abajo, pues después de
una largo tiempo, bueno así lo sentí y muy agitado, llegue nuevamente al pie
del cerro, fue ahí cuando decidí voltear la vista hacia arriba para ver si
lograba ver a alguien, pero todo de manera extraña estaba completamente solo,
pero en esa parte el viento ya se escuchaba e incluso se hacía notar en el
pastizal. De verdad viví un momento aterrador, pero a nadie le Conte en ese
tiempo era yo solo contra el mundo, sin amistades cercanas, sin compañeros yo
en mi completa soledad y pasando una época difícil en mi vida personal y
familiar que más adelante os contare.
Recuerdo
también, que hace muchos años mucho más tiempo de lo que recuerdo, tenía varios
amigos por mencionar alguno, estaba Renato un chavo llenito moreno más alto que
yo y con un lunar característico en su rostro, que por respeto a su privacidad
omitiré sus apellidos, recuerdo que yo por las tardes pedía permiso para ir a
su casa y a casi diario iba, su familia era de las pocas que tenían antena parabólica, que era una antena tipo bolwd
enrejado, muy grande, enorme diría yo, el caso que a casi diario iba a ver las
aventuras de FLY valiente Fly, una caricatura que muy vagamente recuerdo, al
terminar le continuaban los Caballeros del Zodiaco, y en este punto nos deteníamos, dejábamos de
hacer lo que estuviéramos haciendo y muy concentrados y callados no despegamos
vista en ver a cada episodio, era la locura, una vez terminado el capítulo, ya
que su sala se convertía en el escenario de una batalla campal, aventábamos los
cojines de la sala , movíamos los sofás, bueno quedaba todo fuera de lugar,
aprovechábamos que sus papas nunca estaban en casa, digamos que él y su hermana
mayor Vivian la mayor parte del tiempo solos, eso sí, nunca les faltaba nada, y
navidad era los máximo ya que siempre recibían los juguetes de moda, costaran
lo que costaran, vallan Vivian en jaula de oro, y como olvidar cuando recién
salió el primer Nintendo, yo lloraba para que me dejaran ir a jugar y que la
mayor parte del tiempo me lo negaban ya que me decían que regresara a una hora
y jugando se nos iba el tiempo y tenía que ir mi mama por mí ya noche, buenos
regaños me lleve y muchos más castigos que eran más difíciles llegando a la
casa y viendo en la carencia en la que yo vivía, era muy fuerte volver a mi
realidad. Realmente envidiaba su vida, sin padres y con todo lo que quisieran,
para mí en esos momentos era la vida perfecta.
Otros
amiguillos de la misma cuadra, Ramon, Jorge, el Japo, Uriel, Luisillo y su
hermano, con estos iba muy seguido a su casa, que en ese momento desconocía el
sentimiento de que me gustara alguien y pensándolo bien, él me gustaba, cada
que iba con ellos siempre lo buscaba a él, aparte él era mayor, pero yo decía
que me caía muy bien e iba seguido a jugar a su casa con el pretexto de estar
con él. Jugábamos al ganado, a los vaqueros, y puros juegos inocentes por lo general
temáticas de rancho, ya que a ellos y su familia eran gente de rancho,
ganaderos, siempre andaban con sus pantalones vaqueros, camisa a cuadros, botas
y en ocasiones hasta con su sombrero, También estaban, murillo, Jaime, y Bulmaro…
bueno eran tantos que muy vagamente recuerdo los nombres de algunos. Muchos de
esos pasaron por mi vida, pero no dejaron huella o no fueron tan
significativos, pero los menciono porque estuvieron en mi vida de una forma muy
breve.
Si
de recuerdos estoy hablando los mas significativos y que tengo mas presentes
fueron los de finales de secundaria y preparatoria, aunque para esta última,
hubo un largo lapso para retomar los estudios, pero eso lo explicare más
adelante.
Ya
para finales de secundaria, y en plena flor de la pubertad, unos comenzaron a
madurar y otros tantos como yo, nos afloro la rebeldía, un día varios de mis
compañeros se pusieron de acuerdo para faltar a la clase de Agricultura que
cabe mencionar que en un día entre semana nos tocaba y era la clase más larga
que teníamos eran aproximadamente 4 hrs de materia, así que decidieron no
entrar a clase, y se pusieron de acuerdo para irse a una parcela cerca de la
secundaria y que tenia un pequeño lago que era donde adquirían agua para regar,
pero estaba óptimo para meterse a nadar lo llamaban “El tajo” fácil fueron 10
de mis compañeros yo escuche todo su plan, pero opte por quedarme en clase y
pensando que me hubiera gustado a ver ido, el profesor llego y al ver la
ausencia de varios, solo tomo lista y se salió dejándonos libres y con
asistencia. Así que teníamos mucho tiempo para hacer lo que quisiéramos, unos
se fueron al campo de futbol y otros papaloteando por la escuela, pero yo, me aventuré
a ir al tajo, así que salí de prisa de la secundaria rumbo al tajo, me metí
entre el sembradío, aunque nunca había ido tenia nociones de onde quedaba y la algarabía
de ellos me llevo a onde estaban ellos. Llegando ahí, alrededor de la justo en
la orilla del agua estaban sentados, para entrar al agua estaba alto, por lo
menos 1 metro, tenías que aventarte o poco a poco bajar para entrar a
mojarte, unos en ropa interior y los mas
desinhibidos, andaban sin ropa alguna, aventándose al agua, disfrutando de la
libertad, llegue salude a la mayoría los conocía a otros solo de vista, me
quite la mochila y la avente donde todos las habían puesto, algo retiradas del
agua para evitar se mojaran, me acerque y de verdad que se antojaba meterse
pero de buena forma y no como ocurrió, me invitaban a entrar pero me negué,
hubo un momento que estaba distraído platicando con alguien, la verdad no recuerdo
con quién, cuando siento que alguien me aventó, mi cuerpo literal salió volando
hacia el agua, todo ocurrió muy rápido, no se como en el aire me di la vuelta,
y cuando menos espero estaba sujeto con una mano a un matorral que estaba a la
orilla evitando entrar por completo al agua, solo se me mojaron los pies y
hasta las piernas, me asuste bastante ya que yo no sabía nadar y el hecho de
entrar al agua me daba pánico ahora de esa forma pues peor. Afortunadamente la
adrenalina y mis reflejos actuaron de la mejor forma evitando caer al agua. Si
no, sabe que hubiera pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario