Una corta Historia de Caballeros…
Extrayendo desde lo profundo de
mis sueños, ese recuerdo, ajeno, de quien tú fuiste dueño, en este reino, que
hoy en simples escombros es resumido, obstruido por el anhelo de verte
nuevamente sobre la colina viniendo a mí, con ese resplandor, al fondo tuyo,
iluminando tu fina y pulida armadura, postrado en tu blanco corcel, a galope
furtivo llegando a mí.
Y yo como vasallo, inmovilizado
por tu encanto, buscando tu mirada, intentando ver ese brillo en tus ojos
oscuros, rogando ir enancas, y agarrado fuertemente a tu cintura, alejándonos de
todo lugar, donde no podamos ser vistos, y al parar galope, tú con gesto
amable, voltees tu rostro buscando el mío, intentando besar estos labios que siguen
siendo tuyos.
Bajando lentamente de tu fino
corcel, levantando las manos con gesto amable ayudando a que yo baje, para rápidamente
abrazarme fuertemente como siempre lo haces, murmullando y rogando nunca nos
separemos, y sellando nuestra promesa con un tierno beso interrumpido, por el
tronar de unas ramas, al acercarse gente que cerca pasaba.
Con gesto amable te alejaste
acariciando mi pelo, y con lágrimas en los ojos, me prometiste volver, montando
nuevamente a tu corcel y a toda marcha diste vuelta alejándote de mí… Quedando aquí
destrozado y con mi castillo imaginario derrumbado al pasar de los años y darme
cuenta que realmente no regresarás, ya con los años encima y sumergido en esta corta
historia de caballeros, que tal vez nunca puedas leer.
Comentarios
Publicar un comentario